"Debes decir aquí estoy yo, y el mundo me va a oír."

Pili, grandísimo corazón.

-¿Nos escapamos un día, los dos solos?
+¿Adónde?
-Al fin del mundo.

Que como tú nadie me anima.

Y cuando faltas, me muero.

Estaré tan acostumbrada a que seas perfecto, que un mínimo fallo me parece imperdonable.

Parece que jamás se irá

Vuelve esa estúpida sensación que me arrasa.
Parece que se va, me confío demasiado quizás convenciéndome a mi misma de que es definitivo, que no vuelve... y siempre vuelve.
Miro hacia adelante y sueño con lo que me espera, tantas experiencias que aún no puedo imaginar. ¿Por qué demonios tengo que preocuparme tanto por ti, que en muy poco pasarás a ser un recuerdo?
Finjo que no me importa, que estoy segura de que estaré bien, pero hay veces en las que no quiero que desaparezcas. Quiero que vengas y  me recuerdes lo simple que es, cómo me como el coco.

Me despierto y veo esa luz, allá lejos.
Sólo quiero que llegue el día en el que la toque y mágicamente desaparezcan las penas.
Sólo quiero que llegues y me beses.
No pido demasiado, date prisa.

Es fácil, estoy ciega.

Miro atrás y me río, cómo pude ser tan tonta.
Es ahora cuando entiendo esos consejos de paciencia y comprensión, y comprendo que no me odiabas. Necesitabas ese espacio que me cuesta darte, pero entiende que es porque te quiero demasiado.
Que no te engañara mi sonrisa, si me conoces bien sabrás que cada sonrisa mía esconde mil lágrimas.
Son estos pequeños tropiezos los que me acercan a ti, aunque haya veces en las que te veo muy lejos.
Confío en que piensas como yo, 
Espero que no vuelvas a alejarte, 
Sé que no me vas a dejar sola de nuevo.

Tiempo, ¡pasa rápido!

Necesito que esto acabe, volver a oírte decir que me quieres... 
Aunque si no vas a venir avísame, ¡y empiezo a acostumbrarme a vivir sin ti!