noviembre 10, 2011

Ir a contracorriente puede ser bueno.

Quizás no sea cuestión de madurar, quizá no esté tan mal ser una niña pequeña.
No me duele que me llames inmadura, que me digas que no sé tomar mis propias decisiones, que me dejo llevar por lo que la gente dice de mí, que lo dejo todo para última hora, que no me avergüenza cantar gritando por la calle, que me gusta bailar por mi casa.

Orgullosa me siento de no ser perfecta, porque alguien a quien quiero mucho me dijo una vez que son las imperfecciones las que marcan la belleza.

No soy madura.
No soy adulta.
No me avergüenzo.



1 comentario:

  1. A mi, tu anonima preferida, me encanta como eres, no me cambies tia. Eres increible!

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